Gerardo Herrera Pérez
La importancia de la organización social para el trabajo traducido en un esfuerzo colectivo es denominada, desde el punto de vista jurídico, como sociedades cooperativas. Las sociedades cooperativas integran a personas que se unen para alcanzar objetivos comunes, ya para procesos de producción, distribución y consumo de bienes y servicios (en la agricultura, producción industrial, los servicios financieros, el comercio, entre otros); además de que, estos esfuerzos se traducen en la colaboración, cooperación, solidaridad, responsabilidad compartida entre su membrecía.
Las cooperativas tienen una larga historia de operatividad, por lo que son vigentes sus principios, los que se sustentan en la propiedad colectiva, una mayor participación democrática, el beneficio mutuo para toda la membrecía, su responsabilidad solo atiende a sus aportaciones de capital de la cooperativa, pero adicionalmente persiguen propósitos sociales, al mejorar las condiciones de vida de sus integrantes y de la sociedad en general.
No obstante, uno de sus principios, el trabajo común y colaborativo resulta complicado llevarlo a su máximo cumplimiento, y es que, el haber vivido en un modelo económico que genera personas individualistas y egoístas, crea tensiones cuando aparecen ya sea excedentes a repartir o bien, cuando no se generan y hay desánimo. Por ello, consideramos que existen distintos desafíos que pueden afectar su funcionamiento y sostenibilidad.
Algunos de los desafíos para los líderes cooperativistas se encuentran en la búsqueda de financiamiento para su crecimiento y desarrollo; la formación de los entes administrativos y en general de la membrecía para hacer eficiente el trabajo colectivo, principalmente para la toma de decisiones en la operatividad diaria.
Fortalecer su trabajo operativo y de impacto en el mercado para enfrentar a las empresas privadas que tiene más recursos y acceso a tecnologías avanzadas. Las cooperativas deben de tener claro que su organización se basa en principios y valores sustentados en la propiedad colectiva, la participación democrática, el beneficio mutuo, así como la responsabilidad, por lo que no se pueden asimilar a las empresas privadas o a estructuras de sociedades anónimas. Las cooperativas requieren de un régimen fiscal especial para atender sus principios para su operación y crecimiento.
No obstante, es importante destacar que la parte más sustantiva son los integrantes de la cooperativa, por ello, se requiere de un modelo de atención que permita fortalecer la organización social para el trabajo a través de los siguientes elementos:
Para alcanzar una mayor integración del equipo de trabajo, aparte de la cohesión social, se requiere de la formación e información a través de un programa de capacitación y educación para que la membrecía conozca los alcances de los principios del cooperativismo, sus derechos, responsabilidades, obligaciones que den sentido a la realización de la gestión y operación cooperativa.
Impulso a la construcción del diálogo y la realización de reuniones de trabajo permanentes, en donde se fomente la participación activa de los socios en la toma de decisiones, en donde todos los miembros tengan voz, valor y poder en sus participaciones.
En materia de integración del equipo de trabajo es necesario considerar para los socios el reconocimiento público de sus esfuerzos, pero igualmente es fundamental considerar, dijera Enrique Dussel, el poder cambio, el poder no solo manda, ahora el poder obedece. Igualmente resulta alentador llevar a cabo actividades sociales, eventos y talleres que fomenten la fraternidad y el sentido de comunalidad (concepto de Jaime Martínez Luna) entre los socios. Esto puede ayudar a fortalecer los lazos personales y profesionales.
Y desde luego, transparentar, rendir cuentas, los estados financieros y balances son fundamentales, la actualización de los libros contables, mantener actualizada la información siempre genera confianza y fortalece la cohesión social.
2025 ha sido proclamado por la Asamblea General de las Naciones Unidas como el Año Internacional de las Cooperativas. Con ello se destaca la importancia de las cooperativas en el desarrollo sostenible y su contribución a la implementación de los Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS) para la Agenda 2030. En este sentido, el Día Internacional de las Cooperativas se celebra anualmente el primer sábado de julio, y en 2025, esta celebración será parte de las actividades del Año Internacional de las Cooperativas.
En mi vida como servidor público del cooperativismo en México, fui responsable de la Supervisión y Dictamen a Sociedades Cooperativas (producción, consumo, pesqueras, Unidades de Fomento de Recursos Naturales en donde facilite el proceso de integración en una Federación de UFRN en Chinicuila) en Michoacán desde 1982 a 1984, tuve la oportunidad de conocer el total de estructuras sociales que existían en ese entonces, además de ser responsable para Michoacán del levantamiento de la Encuesta Nacional de Sociedades Cooperativas, una gran experiencia por el cúmulo de información y contenido que logramos identificar.
De esta experiencia me queda una lectura, porque no es posible que, en aquellos años, hace cuatro décadas, que los cooperativistas tuvieran ese espíritu de colaboración, de compromiso, de responsabilidad social y es que comparto con ustedes los siguientes aspectos:
La adopción plena de los principios del cooperativismo puede ser un desafío para algunos socios cooperativistas debido a factores como:
Desafortunadamente no todos los socios tienen acceso a la formación adecuada sobre los valores y principios del cooperativismo, las acciones surgen como una necesidad de organización social para el trabajo, incluso entre personas que no tienen buen trato, es decir, personas que viven en conflicto pero que no los solucionan y ello, lo llevan al interior de la sociedad cooperativa generando rumores y permanentes peleas.
El modelo Neoliberal nos hizo hedonistas, en busca del éxito, del placer, las marcas, individuales, egoístas, y en general estas actitudes individuales prevalecen sobre los colectivos, dificultando la adopción de un enfoque cooperativo.
A los órganos de toma de decisiones no necesariamente llegan liderazgos democráticos, horizontales, como se podría pensar, en ocasiones llega el que viene controlando los procesos productivos y genera decisiones que no promueven la participación activa de sus miembros. Algunos socios pueden estar acostumbrados a otras formas de colaboración y pueden mostrar resistencia a adoptar los principios cooperativos.
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